martes, 8 de septiembre de 2009

De gatos y perros.



Para Ale.


"Las mascotas son amos a quien servir".


¡Pues sí! Por eso no he tenido mascota alguna desde que el Bronci decidió(?) un día no regresar a mi casa. ¡Todo un personaje! Y no era para menos, siendo hijo de "el greñas", perro callejero a quien una media noche se me ocurrió abrirle la puerta de la casa pues, aun cuando su aspecto era totalmente desastroso, su mirada era realmente... caray, a veces parecía hablar con los ojos.

Greñas aprendió el truco. Se escondía todo el día detrás del sillón y en las noches salía a... "vagabundear", ¿qué más?.

Vamos, que era un auténtico hijo de perra y garañón a más no poder.

Al tercer día "nos descubrieron", y mi tía Maye se dió a la tarea de "raparlo". A los 3 meses era un perro realmente bonito. Cruza de maltés, color arena y pelaje semi-largo, un tanto quebrado o rizado; y con la habilidad suficiente para brincar la reja y largarse la noche entera.

Una mañana apareció muerto. Envenenado.

Pero claro, amén de perpetuarse en cuanta hembra vecina pudo, lo hizo también con "la daisy", cocker esquizofrénica que mi hermano mayor había comprado para suplir a "el boogie", hijo de "la peggy", perra muy bonita y, de hecho, la primer mascota que hubo en mi casa porque... un día le abrí la puerta.

Así pues, "greñas" y "daisy" tuvieron una camada de 8 perritos. Se fueron regalando uno por uno. Pero yo siempre escondía al que, a mi parecer, era "el más cabrón y más bonito".

Y lo bautizé como tál: "Cabrón".

Obvio, a mi madre no le hizo mucha gracia, "aunque la verdad... no te equivocaste con el nombre", me dijo en su momento.

"Cabrón" pasó a ser ""Bron".

A mi me botaba de risa que mi mamá, durante varios días, cuando "Bron" ya pudo salir a la calle en las mañanas, le llamara a meterse a la casa, gritando:

- ¡Bron! ¡Ven acá, Bron!

.......................................

"Bron" pasó a ser "Bronci" (cabroncito, de cariño), lo cual hizo muy felíz a mi mamá... y a los vecinos, creo.

Y fue mi última mascota.


°
° °



Anoche, un tanto extrañado de que fueran ya las 9:15pm y José María no llegara a la casa, salí a asomarme a la calle. En frente, veo a Carlitos, su mejor amigo, quien se asomaba por la ventana del segundo piso de su casa, y le pregunto por JM.

- ¡Allá está! - me dice señalado hacia la casa de otro vecino.

Y sí, allá estaba JM. Parado frente a la casa. Quieto, con una mirada triste y sosteniendo una caja.

Me acerco, y le pregunto qué pasó. Baja la mirada hacia la caja y me dice:

- No tiene casa...

Abro la caja y veo un gatito. Y al lado un platito con leche y croquetas.

- ¿Y qué haces afuera de esta casa?
- Es que he visto que tienen gatos y estoy esperando a que lleguen... igual y lo adoptan...

Había súplica en la mirada de JM. Tristeza, angustia, impotencia...

- ¿Y de dónde sacaste la comida para el gato?
- Se la compramos entre todos (sus amigos) y Eber nos regaló tantita leche.

- José María... ¿cuánto tiempo llevas aquí afuera esperando?
- ... como una hora o más... no sé.

Mantengo mi semblante serio.

- Voy a la tienda. ¿Vas a querer algo para cenar?
- ...gracias, ya tengo mi cereal.

Al llegar a la tiendita, le pregunto a Eber hacía cuánto que JM y sus amigos habían ido a comprarle comida para el gato.

- Uh... hace como 2 horas. ¿Por? -

Y lo pongo al tanto. "Ay, ese chamaco..." dice sonriendo Eber.

De regreso, platico con JM, quien renuentemente deja la cajita frente a la puerta de la casa.

...


Hoy, temprano, los vecinos le devolvieron el gato a JM, a quien por unos minutos se le partió el corazón. Me costó otros tantos convencerlo de que los gatos, por naturaleza, se saben cuidar bastante bien, aun cuando cachorros.

El gato estará en su caja hasta después de la hora de la comida, en que JM pueda ver si uno de sus amigos se lo queda. De lo contrario, tendrá que dejarlo libre.

Ya eligirá él en dónde.

- ¿Y es cierto que tienen 9 vidas, papá?

Y le muestro cierto blog sobre el güero, otro gato, que al parecer es güera.

JM está tranquilo =)

2 comentarios:

GOMGUZ dijo...

ay amigo... no sabe cuanto lo quiero!
muchas gracias
un beso y un abrazo enorme desde mi corazon

Tarja dijo...

Pocas cosas hay en la vida tan reconfortantes como una mascota.

Sé exactamente lo que siente tu hijo por un animal indefenso. Aún cuando los gatos no me gustan ni tantito.